Lluïsa Vidal

31.03.2024
"Nu" -Sanguina-
"Nu" -Sanguina-

Lluïsa Vidal i Puig, que firmaba sus cuadros como Luisa Vidal (Barcelona, 2 de abril de 1876 - Ib., 22 de octubre de 1918), pertenecía a una familia acomodada y culta, que se relacionaba con el ambiente modernista de la época.

Mujer activa y comprometida socialmente, vivió de la pintura y de las clases particulares que impartía en su taller de la calle de Salmerón, hoy Grande de Gracia, que antes había ocupado Nonell, y de sus colaboraciones en revistas. Entró en contacto con todo el grupo de artistas europeos, fugitivos y refugiados de la guerra y establecidos en Cataluña, convirtiéndose en una activa pacifista formando parte del Comité Femenino Pacifista de Cataluña.

Su participación en el mundo artístico se inició en Els Quatre Gats, donde fue la única mujer que expuso. Colaboró en la revista Feminal, en ella ilustró cuentos de las mejores escritoras catalanas del momento (Dolors Monserdà, Caterina Albert, Carme Karr, etc.). En 1910 se incorporó al Instituto de Cultura y Biblioteca Popular para la Mujer, creado por Francesca Bonnemaison, del cual fue presidenta del Tribunal de exámenes y jurado de la sección de arte. También participó en el Patronato de Obreras de la Aguja, fundado por Dolors Monserdà, y en La Llar, la residencia para estudiantes y profesores fundada por Carme Karr.

Pintó muchos retratos a la sanguina y al óleo, ambas técnicas que siempre dominaría excelentemente, también escenas íntimas de género, así como paisajes y fiestas populares. Su pintura ha estado considerada como modernista por los tonos de su paleta, el uso de la transparencia luminosa en los colores de fondo, y también en la elección de los temas. Juntamente con Joaquín Mir, Oleguer Junyent, Julio González, Javier Gosé, Ricard Canals, Josep Maria Sert, Ramón Pichot, y el joven Picasso; siendo incluida dentro de la segunda generación de los modernistas. Tal movimiento será ecléctico e individualista, a la vez que moderno e intrínsecamente catalán.

Como las mujeres no podían cursar estudios oficiales, no podían disponer de los modelos que había en las escuelas. Así Luisa, inteligentemente, usó a sus hermanos y hermanas, muy a menudo, pero eran modelos neófitos, impacientes, y tenía que trabajar con rapidez, por eso muchas veces utilizaba sanguinas​. Su pintura reflejaba poder de observación como artista y como mujer, su obra en general tiene intensidad pictórica y una mirada directa.

Lluïsa Vidal fue de las pocas mujeres que, además de dedicarse a la pintura, pudo hacerlo profesionalmente. Incluso estableció su propio taller (1898), cuando la mayoría de las pintoras realizaban sus obras en su casa. Tuvo un gran éxito profesional. Se ganaba la vida como retratista, pero también colaboraba como ilustradora en varias revistas (como La Ilustración Artística o Feminal). El 1911, después de que su padre enloqueciera, abrió una escuela femenina de dibujo y pintura que tuvo muchas alumnas. Murió prematuramente, en 1918, como consecuencia de la famosa epidemia de gripe. Tras su muerte, la Sala Parés organizó una gran exposición retrospectiva, pero al cabo de poco tiempo Lluïsa Vidal cayó en el olvido. En algunas historias del modernismo catalán ni siquiera es citada.

Su obra

Aunque forma parte de la segunda etapa del modernismo (como Nonell), estilísticamente está mucho más cerca de los artistas de la primera etapa, como Ramon Casas o Santiago Rusiñol. Escapó a circunscribirse a aquello que en la época se consideraba pintura femenina, que solía limitarse a las flores y a las naturalezas muertas; Vidal convirtió a la persona en la protagonista de su pintura. En principio optó por modelos de estudio, pero más adelante pasó a retratar a la gente de su entorno, como sus hermanas.

Algunas de sus obras claves son aquellas en que plasma la vida cotidiana de las mujeres: la colada, el cortejo, los momentos de ocio... (entre estos, uno de los cuadros más logrados de la exposición: "Les mestresses de casa"). A esta pintora le gustaba, a veces, pintar a las mujeres en sus momentos de intimidad: cosiendo, leyendo... (como es el caso de la embarazada de "Pelando una naranja"). Es una intimidad bien diferente de la que reflejan sus compañeros hombres, porque las mujeres de Vidal están desprovistas de cualquier erotismo, a diferencia de las "toilettes" y las bañistas de los pintores modernistas. En algunos de sus cuadros, de forma más bien excepcional,

Vidal enmarca sus figuras humanas en escenas de rituales y de fiestas populares. De aquí surgen algunos de los cuadros más espectaculares de la muestra, como "El entierro".

Estilo y técnica

Simultaneaba técnicas diversas con preferencia de dibujos a la sanguina y al óleo. En el conjunto de su obra, las pinturas, los dibujos y las ilustraciones mantienen una estrecha relación. El óleo y el carbón fueron sus medios preferidos. La pintura de Luisa estuvo muy influida por los maestros españoles, pero el modernismo era visible en los tonos de su paleta, en el uso de la transparencia luminosa, en los colores de fondo, y en la elección cada vez más frecuente de temas simbólicos. Dominaba perfectamente la técnica preferida de las mujeres: la acuarela, pero no la inspiraba, la utilizaba antes para bocetos preparatorios de los cuadros al óleo.

Su visión feminista

Uno de los rasgos más llamativos de la artista es su asociación con el movimiento feminista. Durante su estancia en París, estableció contactos con el movimiento feminista europeo. A su regreso a Barcelona, entra en contacto con Carme Carr, fundadora de la revista Feminal y líder catalana del movimiento burgués de mujeres.

Lluïsa Vidal, una artista preocupada por la situación de la mujer, colaboró como ilustradora, durante 10 años, en la revista Feminal, el máximo exponente del feminismo catalán en aquella época. Vidal hizo amistad con intelectuales catalanas de la época: las escritoras Monserdà de Macià y Caterina Albert, la pedagoga Francesca Bonnemaison. Colaboró con algunas de sus iniciativas, como el Comité Femenino Pacifista de Catalunya.

Legado de su obra

A pesar de su singular enfoque del modernismo, su visión femenina y de cronista de su tiempo, y a pesar de ser considerada la más dotada de las pintoras catalanas, Lluïsa Vidal desaparecería prácticamente del mapa artístico como si no hubiera existido nunca. Después de su muerte la contribución de la pintora al modernismo catalán se borró de la historia del arte de Cataluña y su obra cayó en el más absoluto de los olvidos.

Aparte de que su obra tenga una escasa difusión hoy en día, Consol Oltra denuncia que muchas de las obras de nuestra pintora, que fue bastante prolífica, no están localizadas. De ahí que solo las conozcamos a través de fotografías ─generalmente en blanco y negro─, esbozos u otro tipo de documentos. Este lamentable hecho nos remite al problema de la obra perdida, tan habitual en el caso de las mujeres artistas, que consiste en que una gran parte de su producción se encuentra en paradero desconocido, descatalogada, deteriorada, olvidada en los almacenes de los museos y, en ocasiones, carente de firma que asegure su autoría. A ello, hay que sumar los errores de atribución, que en el caso de esta pintora llegan incluso al fraude, ya que se conocen varios ejemplos de manipulación de sus obras. Esto es, cuadros o dibujos que fueron cortados para hacerlos pasar por creaciones de otros artistas mucho más cotizados en el mercado, en particular, de Ramón Casas

Fuentes

Lluïsa Vidal - Wikipedia, la enciclopedia libre

LLUÏSA VIDAL, UNA VIDA POR y PARA LA PINTURA - M-Arte y Cultura Visual

Lluïsa Vidal | Museu Nacional d'Art de Catalunya

Obra:

https://youtu.be/7YqUle8b2AE?si=YZNgcH6x6FlNGAxC

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