GASPAR DAVID FRIEDRICH

30.09.2017
"El Caminante"
"El Caminante"

Introducción

Friedrich maduró en una época en la que crecía la desilusión en toda la clase media europea dando lugar a una nueva apreciación de la espiritualidad. Este cambio en los ideales se expresa a menudo a través de una revaluación de la naturaleza, en artistas como Friedrich, Joseph Mallord William Turner y John Constable que trataron de representar la naturaleza como una «creación divina, que debe ajustarse contra el artificio de la civilización humana». Los trabajos que Friedrich realizó le trajeron renombre muy temprano en su carrera, y contemporáneos suyos como el escultor francés David d'Angers lo describían como el hombre que había descubierto «la tragedia del paisaje». Sin embargo, su obra cayó en desgracia durante sus últimos años y él murió en la oscuridad; en palabras del historiador del arte Philip Miller «medio loco».

Mientras Alemania migraba hacia la modernización a finales del siglo XIX, un nuevo sentido de urgencia caracterizó el arte, y las descripciones contemplativas y de quietud de Friedrich llegaron a ser vistas como el producto de una época pasada. El Siglo XX trajo consigo una renovada apreciación de su obra, a partir de 1906 con una exposición de treinta y dos de sus pinturas en Berlín. Para la década de 1920 sus pinturas habían sido descubiertas por los expresionistas. En la década de 1930 y principios de 1940 los surrealistas y existencialistas tomaron con frecuencia ideas prestadas de su trabajo. El ascenso del nazismo en 1930 trajo consigo el resurgimiento de la popularidad de Friedrich, pero este decayó junto con el régimen debido a la errónea asociación de su nacionalismo con esta ideología. No fue sino a finales de 1970 cuando Friedrich recuperó su reputación como icono del romanticismo alemán y pintor de renombre mundial.

Caspar David Friedrich (Greifswald, 5 de septiembre de 1774 - Dresde, 7 de mayo de 1840) fue un pintor paisajista del romanticismo alemán del siglo XIX, generalmente considerado el artista alemán más importante de su generación.​ Es conocido por sus paisajes alegóricos de su periodo medio que muestra figuras contemplativas opuestas a cielos nocturnos, nieblas matinales, árboles estériles o ruinas góticas. Su interés primario como artista era la reflexión de la naturaleza, su trabajo a menudo simbólico y anticlásico intenta dar una respuesta subjetiva y emocional al mundo natural. Las pinturas de Friedrich establecen la presencia humana en una perspectiva disminuida en contraste a extensos paisajes, reduciendo las proporciones a una escala que, según el historiador de arte Christopher John Murray «dirige la mirada del espectador hacia su dimensión metafísica».

Biografía

Fue educado según la confesión protestante de su familia. Varios fallecimientos ocurridos en su familia a lo largo de su infancia le indujeron a que se ocupase intensamente en el tema de la muerte

Hacia 1790, cuando tenía 16 años, y quizá ya en 1788, recibió clases de Johann Gottfried Quistrop, profesor de Dibujo de la Universidad de Greifswald, quien probablemente le transfirió su entusiasmo por el paisaje de su tierra natal. En 1798 regresó a Greifswald, renovando su amistad con el poeta y patriota «demagogo» Ernst Moritz Arndt, y en el otoño del mismo año se trasladó a Dresde, el centro del movimiento romántico alemán, donde acabó de formarse. En Dresde vivió como pintor y mantuvo su residencia hasta su muerte. Frecuentó sobre todo al pintor y diseñador Philipp Otto Runge. Fue Friedrich un pintor-filósofo, que contaba entre sus amistades no sólo con pintores (Runge, Dahl, Kersting, Kügelgen, Ferdinand Hartmann, y Louise Seidler), sino también con escultores (Christian Gottlieb Kühn), poetas (Tieck, Heinrich von Kleist), el filósofo y naturalista Gotthilf Heinrich Schubert. Su primer éxito data de 1805, cuando obtuvo un premio compartido en un concurso artístico organizado por Goethe en Weimar, gracias a dos paisajes dibujados en tinta sepia.

El año 1806 empezó con un viaje a Greifswald y una marcha por la Isla de Rügen. Es el año en el que Napoleón ocupó la mayoría de los territorios alemanes.

En estos años de las guerras Napoleónicas se acentúa su postura política antifrancesa. Sus convicciones políticas defendían la libertad de opinión y una mayor participación de la clase media en las decisiones políticas. La batalla de Jena y la de Auerstädt en octubre de 1806 significaron el derrumbamiento de la vieja Prusia y Sajonia, permitiendo que Napoleón Bonaparte y sus tropas entrasen triunfalmente en Berlín. Se creó entonces la Confederación del Rin, asociación de Estados alemanes aliados de Napoleón.

En 1808 pintó su primera gran pintura al óleo: La cruz en la montaña (El retablo de Tetschen). El cuadro era poco habitual y desató una fuerte polémica. No obstante, en este cuadro se basa gran parte de la fama de Friedrich y su éxito financiero, abriendo el camino a la pintura romántica en Alemania. Se trata de una de las primeras obras en las que imprime ya su concepción del «paisaje sublime», una nueva modalidad que será muy imitada. «Otorgó a lo familiar la dignidad de lo desconocido», dijo el poeta Heinrich von Kleist de Friedrich.

En julio de 1810 Friedrich y el pintor Georg Friedrich Kersting viajan juntos al «Riesengebirge», al sur de Dresde, donde realizó numerosos esbozos y apuntes que le sirvieron para numerosas obras en el futuro. Friedrich frecuenta círculos de intelectuales de corte liberal-republicano, que apoyan los ideales nacionalistas. El Congreso de Viena (1814-1815) supuso una gran frustración de esta ideología, ya que significó la restauración del Antiguo Régimen bajo el liderazgo de Austria. Greifswald, ciudad natal de Friedrich, pasa, después de un breve intermedio danés, a dominio prusiano. No obstante, el pintor conservó el resto de su vida la nacionalidad sueca. En enero de 1818, Caspar David Friedrich de 44 años se casó con la joven Christiane Caroline Bommer, de 25 años. Tuvieron dos hijas y un hijo: Emma en 1819, Agnes Adelheid en 1823 y Gustav Adolf en 1824. Su viaje de bodas lo llevó nuevamente hacia Greifswald y Rügen. Ello dio pie a que ese mismo año pintase cuadros como Los acantilados blancos de Rügen y El caminante sobre el mar de nubes. Su esposa posó, como personaje que se encuentra de espaldas, para su obra Mujer asomada a la ventana (1822). A su hijo le puso el nombre de Gustav Adolf por el rey sueco Gustavo IV Adolfo. Su hijo fue igualmente pintor, pero no alcanzó el éxito que tuvo su padre. La situación política posterior a las guerras napoleónicas no resultaba del gusto del pintor. Aunque el movimiento patriótico alcanzó su punto álgido con la fiesta de Wartburg (Wartburgfest) celebrada el 18 de octubre de 1817 en el Castillo de Wartburg, cerca de Eisenach, lo cierto es que este acontecimiento sirvió como justificación para medidas de represión de las fuerzas liberales, como los decretos de Karlsbad.

Todo ello afecta al pintor y no es en absoluto gratuito que una de las medidas que adoptan sean la proscripción del traje antiguo alemán, que precisamente aparece en los cuadros de Friedrich.

Su situación anímica empeora, cayendo en una larga y profunda depresión, cuando el 27 de marzo de 1820 es asesinado durante un paseo su amigo, el también pintor Gerhard von Kügelgen. El 21 de agosto se traslada con su familia a la casa «An der Elbe 33» de Dresde, situada en el límite de la ciudad, a orillas del río Elba, lo que le permite observar a las embarcaciones que pasan lentamente por delante de su casa. Allí recibió la visita, en diciembre del mismo año, del Gran Príncipe Nicolás de Rusia; este, siendo zar, le compraría más tarde numerosos cuadros a través del poeta Vasili Zhukovski.

A partir de 1820 inmortaliza paisajes campestres, sin dejar por ello las representaciones marinas. Conoce al nazareno Overbeck, pero sus preferencias siguen inclinándose hacia el arte del paisaje del noruego Dahl, quien vive en Dresde desde 1818 y que, en 1823, se instala en la misma casa que Friedrich. Dahl y Friedrich celebrarán exposiciones conjuntas en 1824, 1826, 1829 y 1833.



Obra

El caminante sobre el mar de nubes (en alemán, Der Wanderer über dem Nebelmeer) del pintor romántico alemán Caspar David Friedrich. Data del año 1818. Se trata de un óleo sobre tela que mide 74,8 centímetros de ancho por 94,8 centímetros de alto. Actualmente se conserva en el museo de arte en Kunsthalle de Hamburgo (Alemania).

La obra representa a un viajero, al que se ha identificado con el propio Friedrich,1​ que se encuentra de pie en lo alto de una montaña elevada, mirando un mar de nubes que queda debajo. El viajero se encuentra de espaldas. Viste de negro. Adelanta una pierna y se apoya en un bastón. Se pueden ver los picos de otras montañas saliendo entre la niebla, mientras que una cadena de enormes montañas ocupa el fondo. La gran extensión de cielo por encima de las alturas de las montañas del fondo cubre gran parte del cuadro. Se trata de un paisaje de la Suiza de Sajonia.

Esta obra de arte está creada teniendo en cuenta las convenciones de género tanto del Romanticismo como del paisaje. La obra, de esta manera, no se diferencia de otras obras de Friedrich; parecía sentirse bastante atraído con la idea de ver y experimentar la naturaleza en lugares aislados y maravillosos: al borde del mar o de lagos, en la cima de las montañas, o en lo alto de una cascada.1​

El estilo del cuadro logra un sentimiento de misterio que está en el romanticismo.

Utiliza una gama cromática más bien fría: negro de la figura central, marrón oscuro en las rocas y el gris y el blanco de la niebla y el cielo. Los únicos colores cálidos aparecen en el primer plano. De esta manera, con colores más cálidos en primer plano y predominantemente fríos en el fondo, logra una perspectiva cromática. Además, debido a que el primer plano es oscuro y descarnado, mientras que el fondo resulta más brillante, claro, menos incisivo, pintándose de manera más difuminada, Friedrich consigue una perspectiva aérea.

El paisaje mostrado no es una representación topográfica.

Simbolismo

Como los demás cuadros de Caspar David Friedrich, no es un mero paisaje, sino que tiene un contenido simbólico.

El caminante

El hecho de que el viajero se encuentre de espaldas y no pueda vérsele la cara, ha sido objeto de análisis e interpretaciones. De esta forma el autor impide que la fisonomía del personaje anónimo distraiga la atención del paisaje. Al mismo tiempo, el no tener rostro transmite mejor la idea de la disolución del individuo en el «todo» cósmico.

Esta postura (una persona vuelta de espaldas tiene la vista puesta en un paisaje romántico) se repite en otras pinturas de Friedrich, como los Acantilados blancos en Rügen. La figura de espaldas, que está en pie como un monumento sobre un lugar elevado, atrae al espectador al interior de la pintura. La figura vuelta de espaldas desempeña en los cuadros de Friedrich un papel similar a la de análogas figuras en los cuadros de René Magritte. También Magritte trabajó con motivos únicos como con piezas de desalineamiento. Las figuras vueltas de espaldas en las que a menudo se puede reconocer a Friedrich, adoptan una posición central en sus pinturas al óleo a partir de 1807. Se ha apuntado la posibilidad (aunque es meramente eso: una hipótesis), de que, como Friedrich no dibujaba particularmente bien a las personas, su amigo Georg Friedrich Kersting, que también pintó a Caspar David en su estudio, pintase algunas figuras para los cuadros de Friedrich.

La figura vuelta de espaldas cumple una importante función como figura de identificación. Normalmente están colocados de tal manera que cubren el punto de fuga. A causa de ello, el espectador tiende a colocarse en el lugar de la figura, y de esta manera seguir también de cerca el fenómeno natural.

Las figuras no representan individuos concretos. Y la naturaleza serviría de proyección a los sentimientos del espectador.

El hecho de que el viajero se encuentre en el centro de la pintura, además, indica que está en posición de dominación. Sin embargo, el llevar un bastón, quizá para facilitarle la ascensión, apunta a cierta debilidad.

El viajero se encuentra solo. Todo indica que no hay otra presencia humana. Se percibe en el individuo aislamiento y soledad.

El caminante simbolizaría, en fin, al ser humano que concibe su vida terrena (la montaña a la que corresponde la masa rocosa en primer plano) como un preludio a la vida eterna (el mar de nubes).

La postura del caminante, con una pierna delante de otra, indicaría que domina la vida de este mundo y mira al más allá con admiración esperando que le llegue una vida eterna.

El paisaje

Las rocas entre la montaña en la que está el viajero y el fondo simbolizarían la fe del ser humano. Las montañas del fondo representan la vida eterna futura en el Paraíso.

El mar de nubes en sí se ha entendido también como alusión a la divinidad, estando el ser humano entre la naturaleza (la montaña del primer plano) y Dios (el mar de nubes).

Otras interpretaciones aluden a que el mar de nubes representaría la inmensidad del universo frente a la pequeñez del ser humano. El ser humano no es nada ante la naturaleza, se puede en consecuencia hacer referencia al texto les Feuilles d'automne (las Hojas de otoño) de Víctor Hugo en las que se evoca la pequeñez del ser humano frente a la naturaleza. La naturaleza se regenera, pero el ser humano es mortal. Se pretende transmitir el sentimiento de lo sublime, la impresión de magnificencia y sobrecogimiento que produce la naturaleza en toda su grandeza. El varón de espaldas parece recordar, sumido en su contemplación, a algún difunto o su propia mortalidad.

H. Zerner (1976) propuso una interpretación simbólica de los elementos: la niebla sería la imagen de las divagaciones, de la realidad escondida, la barrera entre la tierra y el cielo; las rocas, lo que los une

Finalmente, cabe apuntar que también se ha hecho una interpretación política y nacionalista de esa obra. En efecto, durante las guerras napoleónicas se logró cierta unificación de los estados alemanes, perdida después del Congreso de Viena Friedrich expresaría la espera de una Alemania libre y mejor. En este sentido, el caminante no sería Friedrich, sino un caído en las guerras de liberación (1813-1815). Por ser un símbolo político, viste la típica levita alemana, prohibida en 1818.

Fuentes

https://es.wikipedia.org


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